“Las pinturas murales en su conjunto forman así una “corona mistérica” dado que representan aquellos misterios que desde lo alto de cada paño del presbiterio poligonal anuncian lo que se celebra y se realiza en el altar: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Ven señor Jesús”, decimos en cada Eucaristía después de la consagración.
En cuanto a la técnica empleada, las pinturas están realizadas sobre muro preparado con estuco romano, utilizando distintos pigmentos minerales aglutinados con aceite de lino y diluidos con esencia de trementina. Los óxidos así diluidos penetran en el estuco haciéndose un cuerpo con el. En la medida que la cal y la marmolina van recibiendo el color y este va penetrando en el estuco, la pintura mural adopta una textura mate y aterciopelada de gran duración y efecto cromático. Los fondos están hechos con pan de oro.
La representación de la fe cristiana en el arte, tiene siempre que ser un reflejo del alma, un anuncio celeste. En estas pinturas, el fondo de oro y la perspectiva invertida que coloca el punto de fuga no en el interior de la pintura, como en el Renacimiento, sino fuera de ella, en el espectador, como es propio de la iconografía Oriental, hacen de estas imágenes, un anuncio kerigmático, una buena noticia que se actualiza en el momento en el cual se contempla, de modo análogo a como actúan los sacramentos, que hacen presente el acto salvífico de Cristo proponiéndolo como salvación en el hoy y en el ahora.
En estas pinturas hemos seguido el Canon ortodoxo de los grandes misterios cristianos, ya sea en la composición como en los colores. Siguiendo, sobre todo, las huellas del gran Rublev, hemos buscado una expresión moderna incorporando los descubrimientos del arte occidental contemporáneo, desde el impresionismo en adelante: Matisse, Braque, Picasso, etc., en el intento también de abrir un puente a través del arte entre las Iglesias Católica y Ortodoxa. Valientes para buscar caminos y andaduras de amor a Dios y al hombre, sin miedos, en la esperanza de que Él está con nosotros “hasta el fin del mundo”, caminamos. Rezad por mí”. Kiko Arguello